La historia de la flama del Canigó data del 1.955, cuando Francesc Pujade, nacido el 23 de Junio, decidió unir la celebración de su cumpleaños, su pasión por el Canigó y la fiesta de San Juan, encendiendo una pequeña hoguera en lo alto del Canigó, con un fardo de leña que sus amigos le ayudaron a subir.
Durante años continuó con esta tradición, y en 1.963, por primera vez, se encendió una antorcha y se bajó al pie de la montaña, para que a partir de ésta, se encendieran la máxima cantidad de hogueras.
En 1.964, se enciende una llama con el fuego del Canigó y se deposita en "el castellet de Perpinyà", donde permanece hasta el 22 de Junio del siguiente año, momento en el cuál se vuelve a subir al Canigó y de esta manera regenerar el fuego. Desde entonces, la llama arde en el Castellet de Perpinyà, y cada año se repite la ceremonia.
Pero no fue hasta 1.965, cuando la tradición de ir al Canigó en busca del fuego para encender las hogueras de San Juan, se comenzó a extender por Cataluña.
Y como no, este año el centro de excursionista de Premià de Mar, movilizó a los aficionados a la bici, para ir a buscar la llama del Canigó a Dosrius, lugar de encuentro con el grupo de atletas voluntarios, portadores del fuego desde el Canigó.
Un saludo y hasta la próxima.
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